martes, 31 de diciembre de 2019

María Inmaculada, Madre de Dios





La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios". Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".




Por eso que no nos vengan con milongas de que la devoción a la Virgen es un invento de los católicos.
Los primeros cristianos ya la llamaban María, Madre de Dios.




María es madre, amor, servicio, fidelidad, alegría, santidad, pureza. Los Santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios". El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.

(www.elpandelospobres.com)

domingo, 29 de diciembre de 2019

La sagrada Familia de Nazareth






Madre, haz que la santidad que los 3 vivisteis en vuestra vida familiar, brille en aquellos que también deseamos seguir vuestros pasos y los Caminos del Señor para que se cumpla en todo la santísima, amabilísima y divinísima Voluntad del Padre, amén.

viernes, 27 de diciembre de 2019

Entró en el sepulcro, vió y creyó

¡Y el corazón se le inundó de alegría sobrenatural,  tan grande, por saber que el Señor había resucitado verdaderamente!

El discípulo amado, ese joven que con los otros apóstoles seguía al Maestro, desde el principio de su vida pública.


El hizo de Jesucristo su todo, creía en Él al 100% y por ello pudo permanecer junto a la Madre del Señor, ante los inmensos padecimientos del Maestro crucificado.

Vivió, fue testigo ocular y cordial de la crucifixión y muerte de Jesucristo, y ahora, al contemplar cómo están dispuestos la sábana que cubría su cuerpo inerte y los demás tejidos, cree.

Cree en esa vida inmortal que nos viene de manos del Señor resucitado. 
Hoy recordamos su nacimiento entre nosotros, como uno más, y encima pobre, pobrísimo.

San Juan, supo amar a Jesucristo con todo su corazón, limpiamente, como aman los vírgenes que hallan en Dios su todo. Reciben por ello la gracia de la perfecta pureza, para que amando al Altísimo con todo su ser, puedan ser purificados, santificados y deificados, en Jesucristo, para mayor gloria Suya.

Esos son la luz de la Luz que nos visita y muestra el camino que lleva a la Vida eterna.

San Juan, hermano, tú que ya vives feliz la plenitud de vida en el Dios uno y trino, junto a tu Amado, enséñanos a desechar el hedonismo reinante en nuestra sociedad, y cultivar ese Amor divino, Espíritu Santo de Dios, que nos libera y hace hijos de Dios, a semejanza del Verbo encarnado, amén.




martes, 24 de diciembre de 2019

Y el Verbo se hizo hombre






y habitó entre nosotros, 
dejando una huella indeleble, 
huella del Unigénito de Dios, 
Alfa y Omega, principio y fin de todo lo creado,
Rey y Emperador de los tiempos y edades, 
ante el cual toda rodilla se dobla en el cielo, 
en la tierra, y aún en los infiernos.
Ni el tiempo ni el espacio son impedimento 
para que Jesucristo reine, ahora y por siempre, amén.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Y el Verbo era con Dios

" En el principio era el Verbo. Y el Verbo era con Dios. Y el Verbo era Dios."

(Santo Evangelio según San Juan, Prólogo, v. 1)




San Crisóstomo, in Ioannem, hom. 3. Mientras los demás evangelistas empiezan por la Encarnación, San Juan, yendo más allá de la concepción, del nacimiento, de la educación y del desarrollo de Jesús, nos habla de su eterna generación, diciendo: "En el principio era el Verbo".

San Agustín, Lib 83 quaest., qu 63. La palabra griega logos (logoV) significa razón y verbo; pero en este caso más bien quiere decir Verbo, para que se entienda no sólo la relación con el Padre, sino la fuerza operativa respecto de todas las cosas que fueron hechas por el Verbo. La razón, aun cuando nada se hace por ella, se llama razón acertadamente.

San Agustín, in Ioannem, tract.1. Sucede que, con el uso diario, las palabras, porque suenan y pasan, se nos han hecho viles. Pero hay también en el hombre la palabra que permanece en el interior, cada vez que el sonido sale de la boca. Por tanto, la palabra es lo que se extiende por medio del sonido y no el mismo sonido.

San Agustín, De Trin., 15, 10 et 11. Todos podemos comprender la palabra, no sólo antes que suene, sino también antes que sus imágenes se agiten en nuestro pensamiento. Aquí se puede ver ya, como en espejo y enigma, alguna semejanza del Verbo, de quien se ha dicho: "En el principio era el Verbo". Es necesario, pues, que cuando hablemos lo que sabemos, nazca la palabra del mismo conocimiento que tenemos en la memoria; porque la palabra debe ser, absolutamente, de la misma naturaleza que el conocimiento de donde nace. El pensamiento formado de la cosa que ya conocemos, es la palabra que aprendemos en nuestro interior; lo cual no es griego, ni latín, ni lengua alguna. Pero cuando hemos de comunicar a otros esta palabra interior, tenemos necesidad de algún signo que la exprese.

Allí mismo, cap. 11. Por tanto, la palabra que suena en el exterior no es otra cosa que una señal de la palabra que se encuentra en el interior, a la que corresponde más propiamente el nombre de palabra. Porque aquello que se pronuncia con los labios es el sonido del palabra, que no se llama palabra sino a causa de aquella palabra interior a la cual representa en el exterior.

(Fuente: www.clerus.org)

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El Verbo divino es el Don de la comunicación inteligente de Dios. Que se origina en el pensamiento y se comunica por y en la palabra emitida. Por lo tanto en Dios, el Padre piensa y manifiesta su pensamiento en forma de palabra emitida, lo cual supone en Dios el engendrar con Amor a su Hijo, el cual inmediatamente, siendo engendrado desde el seno mismo del Padre, lo ama y ejecuta, realiza el pensamiento emitido y hecho palabra en Él.

Y ambos viéndose perfectos en la Verdad de su propio Ser, se aman con Amor divino que es espirado y enviado del uno al otro, sin parar diciendo: "Yo soy el que Soy"

sábado, 21 de diciembre de 2019

Jesucristo me perdona verdaderamente





En tanto en cuanto el agua moja,

de igual modo el Sacramento católico del perdón perdona.

Y además de perdonar, nos capacita para vencer el pecado.

Repito, nos capacita, nos concede la Gracia suficiente para
vencer nuestro pecado.

Es una cuestión de Fe, como siempre. Pero es que partimos de Ella, ¿no?

Acostumbrarse a la santa confesión de los pecados es como agarrar la mejor de las espadas y ganar así TODOS LOS COMBATES.




San Francisco de Sales, por ejemplo, nos dice:

"Ten siempre un verdadero disgusto por los pecados confesados, por pequeños que sean, y haz un firme propósito de enmendarte en adelante."

miércoles, 18 de diciembre de 2019

LA VOLUNTAD DE DIOS, REGLA SUPREMA






La  voluntad  divina,  tomada  en  general,  constituye  la  regla  suprema del bien, la única regla de lo justo y lo perfecto y la medida de su cumplimiento es también la medida de nuestro progreso. 

Si  quieres  subir  hasta  la  cumbre  de  la  perfección  cumple  la  voluntad  de  Dios  cada  día  más  y  mejor.  

Te  irás  elevando  a  medida  que  tu  obediencia  venga  a  ser  más  universal  en  su  objetivo,  más  exacta  en  su  ejecución,  más  sobrenatural  en  sus  motivos,  más  perfecta  en  las  disposiciones  de  tu  voluntad.  

Consulta  los  libros  santos,  pregunta  a  la  vida  y  a  la  doctrina  de  nuestro  Señor  y  verás  que  no  se  pide  sino  la  fe  que  se  afirma  con  las  obras,  el  amor  que  guarda fielmente la palabra de Dios. Seremos perfectos en la medida que hagamos la voluntad de Dios.

Dom Vital Lehodey
EL SANTO ABANDONO
(Resumido por el P. Gustavo Pascual, IVE) 

domingo, 15 de diciembre de 2019

Misión en tiempos graves y dolorosos


Vivis en tiempos graves, muy dolorosos para Mí durante Mi pasión redentora; y tú, en tu pequeñez, también tienes una misión que cumplir, amada, como cada uno de Mis hijitos, polluelos que cobijo bajo Mis Plumas de Amor.

¿qué podemos nosotros Tus polluelos?

Sin Mi no podéis nada, pero Yo en cada uno y con la colaboración de cada uno, Lo Puedo Todo. No porque precise de vuestra colaboración, sino porque amándoos os permito colaborar Conmigo, para Gozo Mío y vuestro.

¡qué hermoso eres, Jesús!!!

Te voy a transformar en Mí, Mi pequeña, a ti, y a todos Mis hijos, os hago hijos en el Hijo Mío muy amado. Os quiero cual hijos de Mi Gran Corazón y por ello os trato como tales.

Oh, Padre Bueno, no somos dignos de ello, pues somos pecadores, pero deseamos de verdad obedecerte y aprender a amarte como Él, como Tu Hijo y Verbo encarnado, Jesús

Os bendigo con toda Mi Omnipotencia, Mi Amor y Gracia se derrama abundantemente en vosotros, para que seáis nuestros testigos en el mundo y más allá. Sois pequeños, como María, más sois hijos muy amados, y por ello misionados para la redención de muchos, que ahora andan perdidos.

Abro Mi Misión de los últimos tiempos en todos y cada uno de vosotros. Sois instrumento del Uno y Trino y comenzáis ya vuestro periplo misionero encomendado.

Id y no les tengáis miedo, instrumentos Míos, el "Yo Soy" de la Santa Escritura os misiona ya. ¡Ánimo y adelante!

Señor, no sé qué debo hacer...

Ten Paz, y plasma lo de hoy en tu puertecita al mundo. Haré que muchos lo vean y se sientan llamados, como tú, pequeña, a una Misión de Amor, Fortaleza y Redención recibida dentro de Mi Iglesia santa, para Bien de muchos.

Ten Fe, ten ánimo, y confíate del todo a Mis Manos. Yo te conduzco.

amén, amén, amén, Señor Jesús.

Te bendigo, os bendigo a todos.

Muchas gracias, Señor:
Tota tua ego sum et omnia mea tua sunt per Mariam

Ut Unum sint, pequeña
ut Unum sint, Jesús



sábado, 14 de diciembre de 2019

Para hallar la gracia de Dios hay que hallar a María


Solo María es la que ha hallado gracia delante de Dios,
ya para sí, ya para todos y cada uno de los hombres en particular;

que ni los patriarcas, ni los profetas, ni todos los santos de la ley antigua pudieron hallarla.

María es la que al Autor de toda gracia dió el ser y la vida,
y por eso se la llama Mater Gratiae, es decir, Madre de Dios.

Dios Padre, de Quien todo don perfecto y toda gracia desciende, dándole al Hijo como fuente esencial, le dio todas las gracias; de manera que, como dice San Bernardo, " se le ha dado en Él y con Él la voluntad de Dios." 

(Comienzo de "El Secreto de María" de San Luis María Grignion de Montfort)



De los millones de seres humanos habidos a lo largo de la historia humana, tan solo María Inmaculada fue hallada digna de albergar en su corazón y en su seno al Verbo encarnado.

Madre de Dios, porque es Madre de Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, y además es Madre, por Voluntad del Verbo en ella encarnado, de todos aquellos que formamos la Iglesia santa, Esposa de Jesucristo y futura Jerusalén celestial.
Con el Hijo de Dios que permaneció 9 meses en su santo seno, Dios Padre le dio toda gracia y dado que Ella siempre se consideró esclava de Dios, con su Hijo le dio la plena identificación con la voluntad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Tales Bendiciones estaban a la altura del infinito Don recibido.




 

viernes, 13 de diciembre de 2019

Santa María es la Corredentora por Voluntad de Dios



 



La Virgen es el medio para profundizar en el misterio de Cristo, de progresar en la fe, la esperanza y la caridad.

Cooperación de María a la obra de la Redención
«Asociada por un vínculo estrecho e indisoluble a los misterios de la Encarnación y de la Redención ... ; creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo su misión maternal para con los miembros de Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las almas de los redimidos». (Credo de Pablo VI, n. 15)

Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres porque Él solo, con su muerte, logró la reconciliación perfecta con Dios, pero dice Santo Tomás que «también a otros podemos llamarlos mediadores por cuanto cooperan a la unión de los hombres con Dios».

A María se la llama Medianera o Mediadora desde muy antiguo. Este título se le reconoce en documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia, introduciéndose en 1921 una fiesta dedicada a María Medianera de todas las gracias.
 
«María, que en vísperas de Pentecostés intercedió para que el Espíritu Santo descendiera sobre la Iglesia naciente, interceda también ahora. Para que ese mismo Espíritu produzca un profundo rejuvenecimiento cristiano en España. Para que ésta sepa recoger los grandes valores de su herencia católica y afrontar valientemente los retos del futuro» (Juan Pablo II en España).
 
María es Corredentora

Trajo al mundo al Redentor, fuente de todas las gracias. María dio su consentimiento libre para que viniese el Salvador al mundo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc. 1, 38). Dice Santo Tomás que representaba a toda la naturaleza humana.
Se le suele contraponer a Eva y así como ésta fue causa de la perdición, María por su obediencia lo es de la salvación. Y si aquélla era «madre de los vivientes», la «Nueva Eva» es madre de los que viven por la fe y la gracia.

Desde el siglo XV se llama a la Virgen CORREDENTORA y la Iglesia lo usa en algunos documentos oficiales. No debe entenderse como una equiparación con Cristo, único Redentor, ya que ella también fue redimida. La suya es una cooperación indirecta por cuanto puso voluntariamente toda su vida al servicio del Redentor, padeciendo y ofreciéndose con Él al pie de la Cruz, pero sin corresponderle el título de Sacerdote, exclusivo de Cristo (cfr. Vat. li, LG, 60).
 
Mediadora de todas las gracias

Después de su Asunción a los cielos las gracias se conceden a los hombres por medio de su intercesión. Desde el cielo participa en la difusión de las gracias con su intercesión maternal. Esta intercesión es inferior a la de Cristo, pero superior a la de todos los otros santos. los últimos Papas han enseñado la doctrina ya antigua de que todas las gracias se conceden por medio de la Santísima Virgen.
Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. (LG, 62)
 
Madre de los hombres

Compañera singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándole, alimentándolo, presentándolo al Padre en el Templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la Cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad, con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra madre en el orden de la gracia. (LG, 61)
Esta doctrina se apoya en la tradición antiquísima de considerar a María como madre espiritual de todos los cristianos. Parece natural que la que cooperó por la Encarnación a darnos a Cristo, fuente de todas las gracias, y la que estuvo presente junto a la Cruz, interceda sin cesar y cuide de sus hijos, como madre espiritual.
 
María es Madre de la Iglesia
 
«María es la Madre de la Iglesia, es decir, madre de todo el Pueblo de Dios, una madre de todos los que creyeron en su Hijo. Ha colaborado y sigue colaborando en la obra de la Salvación y se preocupa constantemente de los hermanos de su Hijo que están aún peregrinando por el mundo» (C.v.e., P. 460)
 
Prototipo de la Iglesia

También hay que recordar que María es «prototipo de la Iglesia» y que toda la gracia se comunica por medio de la Iglesia.
Pues en el misterio, de la Iglesia, que con razón es llamada también madre y virgen, precedió la Santísima Virgen, presentándose de forma eminente y singular como modelo tanto de la Virgen como de la Madre. (LG, 63)

La Virgen es para la Iglesia medio de profundizar en el misterio de Cristo, de progresar en la fe, la esperanza y la caridad. La Iglesia ha alcanzado en la Santísima Virgen la perfección.
El amor maternal de María es también el modelo con que en la Iglesia han de actuar todos aquellos que tienen la responsabilidad de llevar a Dios a los hombres (cfr. LG, 65).


Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net 



Lecturas recomendadas acerca de la corredención de María:


y








miércoles, 11 de diciembre de 2019

Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María





Querida Mamá María,

desde mi gran pequeñez, con gran deseo de secundarte me uno a todos aquellos corazones de tus hijos que con todo amor se unen para consagrarte, con la fuerza de sus deseos sinceros, Rusia a tu Inmaculado Corazón, como pediste en tus apariciones en Fátima.

Somos tus pequeños, y somos muchos, tú lo sabes mejor que nadie.

No tenemos autoridad apostólica como tampoco la tienen ya aquellos que ni creen en tu amado Hijo ni le aman, pero somos parte de la Iglesia Santa, Esposa amadísima de Jesucristo, y por serlo, queremos obedecerte y realizar aquel acto que tan intensamente nos pides.

Confiando en tu bondad y en la infinita Omnipotencia del Sagrado Corazón de Jesús, a tus pies nos rendimos esperanzados, confiando en que nuestro pequeño amor y acto de obediencia nos alcance a todos la deseada Bendición en estos tiempos de tribulación.

Somos tuyos, María Inmaculada, y todo lo nuestro es tuyo, ahora y en la eternidad, amén.
 

lunes, 9 de diciembre de 2019

Preciosa oración



Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que Él es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores, amén.


Oración enseñada por el Angel de la Paz a los tres niños de Fátima


domingo, 8 de diciembre de 2019

La Virgen María es santa desde su inmaculada concepción







María Inmaculada es SANTA antes, durante y después de su vida mortal.

Es la Mujer por excelencia de la Santa Escritura.

La única que, con Jesucristo, jamás pecó.

Es la mejor de entre todos nosotros, los pecadores.

Por su sí personal y único al Angel Gabriel,

mensajero de Dios, fue hecha madre de Jesucristo,

Dios y hombre verdadero, y por ende, es madre de Dios.

María Inmaculada nunca tuvo parte en nada que pudiera ofender a Dios.

Aceptó la propuesta del Altísimo, y fue hecha madre de Jesucristo.

Le acompañó durante su vida, pasión, muerte y resurrección y

al cabo de su periplo mortal, fue asumpta al cielo, en cuerpo y 

alma, como nos enseña la Iglesia católica,

junto a su amado Hijo, en perfecta comunión con el Uno y Trino.


sábado, 7 de diciembre de 2019

Tiempos de apostasía

Los europeos de comienzos del siglo XXI viven cerrados herméticamente a Dios.





Y eso que en medio de la noche, siempre brilla la Luz de Cristo, de mil maneras...




Caminan por senderos hechos por Él, pero desprecian Su Labor hecha con Amor




mientras muchos curas se contentan con un solo fruto en la planta de sus afanes...




Por eso, hermanos, que aún creéis en Su santo Nombre, sed Flor hermosa, en medio del bosque,





Sed Fruto abundante en la Vid del Señor, para un mundo mejor.


sábado, 30 de noviembre de 2019

Estad en vela, hasta que venga el Hijo del hombre sobre las nubes



 


 Preciosas flores adornan tu frente, 
otrora lacerada por espinas dolientes;
sonrisas hermosas aquilatan tu Rostro, 
otrora golpeado por un odio decadente;

¡Hermoso Tú estás, cual ningún otro varón!
¡Tan bello que enamoras y embelesas en la aurora
de un mundo renovado y presto emergente!

Te espero, pequeña, ignorante y ciega,
confiando en tu gran Compasión que riega,
de serena Paz mi alma y ya la sosiega.


domingo, 24 de noviembre de 2019

Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera

.




¡Qué deseoso de tus brazos llego
cuando el temor mis culpas considera!
mas si mi amor en ti no persevera,
¿en qué centro mortal tendrá sosiego?

Voy a buscarte, y cuanto más te encuentro,
menos reparo en ti, Cordero manso,
aunque me buscas tú del alma adentro.

Pero dime, Señor: si hallar descanso
no puede el alma fuera de su centro,
y estoy fuera de ti, ¿cómo descanso?

Lope de Vega

jueves, 21 de noviembre de 2019

La acción personal del Espíritu Santo según las cartas de San Pablo

 

 

Audiencia de San Juan Pablo II,  10.10.1990:


1. Hemos visto en la catequesis anterior que la revelación del Espíritu Santo como Persona en la unidad trinitaria con el Padre y el Hijo encuentra en los escritos paulinos expresiones muy bellas y sugestivas. En la catequesis de hoy seguiremos sacando de las cartas de san Pablo otras variaciones sobre este único motivo fundamental, que vuelve con frecuencia a los textos del Apóstol, penetrados de una fe viva y vivificante en la acción del Espíritu Santo y en las propiedades de su Persona, que se ponen de manifiesto mediante su acción.

2. Una de las expresiones más elevadas y atrayentes de esta fe, que en la pluma de san Pablo se transforma en comunicación a la Iglesia de una verdad revelada, es la de la “inhabitación” del Espíritu Santo en los creyentes, que son su templo, “¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (1Co 3,16). “Habitar” se aplica normalmente a las personas. Aquí se trata de la “inhabitación” de una persona divina en personas humanas. Es un hecho de naturaleza espiritual, un misterio de gracia y de amor eterno, que precisamente por esto se atribuye al Espíritu Santo. Esa inhabitación interior ejerce influjo sobre todo el hombre, tal como es en concreto y en la totalidad de su ser, que el Apóstol en varias ocasiones denomina “cuerpo”. De hecho, un poco más adelante del pasaje citado, parece apremiar a los destinatarios de su carta con la misma pregunta: “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?” (1Co 6,19). En este texto, la referencia al “cuerpo” manifiesta muy bien el concepto paulino de la acción del Espíritu Santo en todo el hombre.

Así se explica y se entiende mejor aquel texto de la carta a los Romanos sobre la “vida según el Espíritu” que dice: “Vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros” (Rm 8,9). “Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros” (Rm 8,11).

Por consiguiente, la irradiación de la inhabitación divina en el hombre se extiende a todo su ser, a toda su vida, que se coloca en todos sus elementos constitutivos y en todas sus explicaciones operativas bajo la acción del Espíritu Santo: del Espíritu del Padre y del Hijo, y por lo tanto también de Cristo, Verbo encarnado. Este Espíritu, vivo en la Trinidad, está presente en virtud de la redención obrada por Cristo en todo el hombre que se deja “habitar” por Él, en toda la humanidad que lo reconoce y lo acoge.
(Bibliaclerus, www.clerus.org)