¡Oh, Señor, envía tu Santo Espíritu de Amor, Verdad y Luz divina a la tierra de los pecadores, para que viendo la santidad de sus elegidos, muchos quieran aceptarte como Dios uno y trino, Dios de Amor divino y verdadero!
Ese Amor divino que reclama de todos nosotros arrepentimiento de nuestros pecados, conversión a Dios, y enmienda de pensamiento, palabra y obra.
¡Qué tus santos ángeles y arcángeles nos auxilien en esta hora tremenda de asedio infernal, tanto dentro como fuera de la Iglesia católica, amén.