Heme aquí, oh Señor, para hacer Tu Voluntad
nos dice el Espíritu,
susurrando las palabras que surgen del Verbo encarnado.
Repitamoslas, para que se hagan realidad en nosotros también.
Somos pobres a los ojos de Dios,
necesitados de auxilio divino,
más nuestra soberbia nos ciega...
Digamos, pues: heme aquí, oh Señor, para hacer Tu Voluntad
y su eco resuena en ti, en mi,
suscitando Fe, Esperanza y Caridad.
¡Heme aquí, oh Señor, para hacer Tu Voluntad, y no la mía!
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
exacto, hermano, ¡cuan acostumbrados estamos a hacer la nuestra! ¡ y cuan poco fecunda es a nivel espiritual, por no decir esteril! Obediencia fue la norma vital del Señor. Solo vivía para obedecer a Su amado Padre. Y es lógico, porque Él es la Palabra divina, que no sabe ni quiere más que obedecer a su Abba que tanto le ama y le origina.
ResponderEliminar¡haznos palabra de Tu Palabra, Señor, para que todos te alaben, adoren y reconozcan como único Dios verdadero!
Un abrazo hermano!
¡Heme aquí, oh Señor, para hacer Tu Voluntad!
ResponderEliminarAbrazos fraternos