Esto dice el Señor:
«Mirad a mi Siervo, a Quien sostengo; Mi Elegido, en Quien Me complazco.
He puesto Mi Espíritu sobre Él: manifestará la Justicia a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará.
Manifestará la Justicia con Verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la Justicia en el país. En su Ley esperan las islas.
Yo, el Señor, Te he llamado en Mi Justicia, Te cogí de la mano, Te formé e hice de Ti Alianza de un pueblo y Luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan las tinieblas».
Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7
¡Alegrémonos, pues por el bautismo hemos sido hechos hijos de Dios!
ResponderEliminarSaludos cordiales.
¡Alegrémonos, sí, hermano Peregrino! ¡con todo el corazón y el alma!
ResponderEliminarSaludos cordiales
La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. El Señor es tan delicado con nuestra naturaleza que actúa en nuestro corazón con precisión cirujana. A mí me sacó de la cárcel y tiniebla del pecado y me abrió los ojos y el oído. ¡Bendito día que me Encontró!
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
La Ternura infinita del Corazón Sagrado de Jesús deshace corazones, extermina pecados, rehace personas rotas, redime plenamente.
ResponderEliminarA mí me sacó del hoyo de muerte, negro, negrísimo, en el que había caído, por Su infinita Compasión divino-humana. Y me rehizo. Me rehace.
¡Cantaremos, pues, eternamente Sus Misericordias!!!!
Abrazos fraternos
¡Cantaremos, pues, eternamente Sus Misericordias!!!!
ResponderEliminarAbrazos fraternos, amiga.