Sembrar esperanza no es sembrar la esperanza puesta en las cosas de este mundo. No.
Sembrar esperanza, quizás mejor con mayúscula, Esperanza pues, es ir a lo más hondo del alma, en donde el hombre se siente solo, cuando no tiene a Dios.
Es acceder a ese lugar recóndito, en el centro de uno mismo y del que muchos huyen por medio del ruido, las noticias, los ritmos constantes que saturan los sentidos y encarcelan el alma, la mantienen esclavizada en lo más hondo del propio yo.
Y el hombre cree que así llena de sentido su vida, más se encuentra cada vez más solo y más vacío. Nada tiene sentido, porque el cuerpo y sus pasiones lo han esclavizado.
Por eso, los católicos tenemos una gran empresa por delante: la de sembrar esperanza en esos corazones llenos de vacío existencial y desesperación. Podemos y debemos, de hecho, primero vivir plenamente la virtud de la Esperanza, desterrar de nuestro interior toda raíz de mundanidad y afianzarnos plenamente en la Persona y Palabra de Cristo.
Una vez convertidos, sembremos Esperanza de la buena.
Esperanza que permanece para siempre.
Esperanza que llena el vacío del corazón del hombre contemporáneo de Luz de Dios, para ver claro, Amor divino, que todo renueva, y Esperanza firme que nos une poderosamente al Redentor de todos.
De todos los que se quieren dejar redimir.
Mamá María, Señora de la Esperanza, siembra en todos nosotros esta virtud maravillosa que nos pacifica, conforta y abre a un universo nuevo, lleno de vida y gozo eternos, amén.
Hago mía tu oración final a nuestra Madre del Cielo. Es muy necesaria esa siembra de Esperanza, y a fe que sólo Ella, y el Espíritu Santo en nuestra alma a través de Ella, puede hacer crecer en nuestro interior la llama viva de la Esperanza y el Amor a Cristo nuestro Señor. Demasiadas veces ha quedado todo impreso sólo en la letra, en la mente, pero no ha permeado el alma hasta los tuétanos. Sólo podemos dar lo que tenemos, de lo contrario ofrecemos simulacros que no convencen ni llegan a nadie. ¡Pidamos a Nuestra Madre María que encienda nuestros corazones, pues demasiadas veces es como una piedra vacía en medio de ideas vanas! Gran texto el tuyo, hermana. Grande y muy necesario, pues no pocas veces tiene uno la tentación de replegarse y dejar de intentar acercar al mundo la Luz de Cristo.
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
Exacto, solo podemos dar aquello de lo que estamos llenos, cual vasos que quieren llenarse del Agua Divina que mana del Corazón Sagrado de Jesús y María. Gracias, Peregrino, por tus acertadas palabras surgidas de tu corazón creyente y anhelante de vida y plenitud eternas.
ResponderEliminarAbrazos fraternos
La esperanza es tan necesaria en estos tiempos, y siempre diria yo.
ResponderEliminarSiempre tener esperanza, porque nuestras vidas estan en manos de Dios en Su Providencia Divina, esto produce mucha paz, abandono confiado, y esperanza cierta.Quizás nos falte fe, esto hace que perdamos la esperanza.¡ Seños aumentanos la fe!
Gracias amiga. Abrazos fraternos.
¡Tienes razón, Señor Jesús, aumenta nuestra fe y nuestra esperanza!
ResponderEliminarGracias a ti, Marian :)
Abrazos fraternos
¡Magnífica entrada! Mamá es Maestra y Jardinera de nuestra almas. Abrazos fraternos.
ResponderEliminarasí es, Mamá, origen de nuestro bien, como consagrados suyos que somos. Y todo revierta en mayor Gloria de Cristo.
ResponderEliminarAbrazos fraternos