La confianza es un acto de la voluntad por el que esperamos conseguir de Dios nuestra salvación y los medios necesarios para ello. Es una virtud que encierra fe, esperanza y caridad. El fundamento de la confianza está en que Dios es nuestro Padre, que cuida de nosotros más que de los pájaros y los lirios (Lc. 12, 24-27).
Nadie disfruta
más de la bondad del Corazón de Jesús que el que tiene mayor confianza en Él.
El peor y mayor mal que el demonio nos hace después del pecado, es hacernos
desconfiar. "Lo que más le agrada es la confianza en Él" (Santa
Margarita María de Alacoque).
Necesitamos la
confianza y la mejor manera de alcanzarla es pedirla a Dios.
Podemos pedir la
confianza y todas las gracias y bienes que necesitamos con "la Novena de
Confianza".
"Vayamos con
confianza al trono de la gracia". (Hb. 4, 16).
Modo de hacer la
Novena de Confianza:
Oh Jesús, a tu
Corazón confío (esta alma, esta pena, este trabajo...), míralo, después haz lo
que tu Corazón te diga; deja obrar a tu Corazón.
Oh Jesús, yo
cuento contigo, yo me fío de Ti, yo me entrego a Ti, yo estoy seguro de Ti.
Padre nuestro,
Ave María y Gloria.
Sagrado Corazón
de Jesús, en Ti confío (nueve veces).
Oh dulce Jesús,
que has dicho: "Si quieres agradarme, confía en Mí; si quieres agradarme
más, confía más; si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente; las
almas confiadas son las robadoras de mis gracias". Yo confío inmensamente
en Ti. En Ti, Señor, espero; no sea yo confundido eternamente. Amén.
ORACIONES
ACTO DE CONFIANZA
EN EL CORAZÓN DE JESÚS
¡Oh Corazón
de Jesús!, Dios y hombre verdadero, delicia de los Santos, refugio de los
pecadores y esperanza de los que en Vos confían; Vos nos decíais amablemente:
“Venid a mí”; y nos repetís las palabras que dijisteis al paralítico: “Confía,
hijo mío; tus pecados te son perdonados”, y a la mujer enferma: “Confía, hija;
tu fe te ha salvado”, y a los Apóstoles: “Confiad, yo soy, no temáis”. Animado
con estas vuestras palabras, acudo a Vos con el corazón lleno de confianza,
para deciros sinceramente y de lo más íntimo de mi alma: Corazón de Jesús, en
Vos confío.
(A cada
invocación decimos “CORAZÓN DE JESÚS EN VOS CONFÍO"!
En mis alegrías y
tristezas,
En mis negocios y
empresas,
En mis
prosperidades y adversidades,
En las
necesidades de mi familia,
En las
tentaciones del demonio,
En las
instigaciones de mis propias pasiones,
En las
persecuciones de mis enemigos,
En las
murmuraciones y calumnias,
En mis
enfermedades y dolores,
En mis defectos y
pecados,
En la
santificación y salvación de mi alma,
Siempre y en toda
ocasión,
En vida y muerte,
En tiempo y
eternidad,
Corazón de
mi amable Jesús, confío y confiaré siempre en vuestra bondad; y, por el Corazón
de vuestra Madre, os pido que no desfallezca nunca esta mi confianza en Vos, a
pesar de todas las contrariedades y de todas las pruebas que Vos quisierais
enviarme, para que, habiendo sido mi consuelo en vida, seáis mi refugio en la
hora de la muerte y mi gloria por toda la eternidad. Amén.
ORACIÓN FINAL
¡Oh, Señor
Jesús!, vuestros santos misterios infundan en nosotros un fervor divino, con el
que, recibida la suavidad de vuestro dulcísimo Corazón, aprendamos a despreciar
lo terreno y amar lo celestial. Vos que vivís y reináis por los siglos de los
siglos. Amén.
ACTO DE CONFIANZA
DEL BEATO CLAUDIO DE LA COLOMBIÈRE
Dios mío,
estoy tan persuadido de que velas sobre todos los que en ti esperan y de que
nada puede faltar a quien de ti aguarda todas las cosas, que he resuelto vivir
en adelante sin cuidado alguno, descargando sobre ti todas mis inquietudes. Ya
dormiré en paz y descansaré, porque Tú, solo Tú has asegurado mi esperanza.
Los hombres
pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden
quitarme las fuerzas y los medios de servirte; yo mismo puedo perder tu gracia
por el pecado; pero no perderé mi esperanza; la conservaré hasta el último
instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los demonios del
infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz.
Que otros
esperen su felicidad de su riqueza o de sus talentos; que se apoyen sobre la
inocencia de su vida, o sobre el rigor de su penitencia, o sobre el número de
sus buenas obras, o sobre el fervor de sus oraciones. En cuanto a mí, Señor,
toda mi confianza es mi confianza misma. Porque Tú Señor, sólo Tú, has
asegurado mi esperanza.
A nadie
engañó esta confianza. Ninguno de los que han esperado en el Señor, ha quedado
frustrado en su confianza. Por tanto, estoy seguro de que seré eternamente
feliz, porque firmemente espero serlo y porque de ti, Dios mío, es de quien lo
espero. En ti esperaré, Señor, y jamás seré confundido.
Bien
conozco, y demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sé cuánto pueden
las tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los astros del cielo
y las columnas del firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras
mantenga firme mi esperanza, me conservaré a cubierto de todas las calamidades;
y estoy seguro de esperar siempre, porque espero igualmente esta invariable
esperanza.
En fin, estoy
seguro de que no puedo esperar con exceso de ti y de que conseguiré todo lo que
hubiere esperado de ti. Así, espero que me sostendrás en las más rápidas y
resbaladizas pendientes, que me fortalecerás contra los más violentos asaltos y
que harás triunfar mi flaqueza sobre mis más formidables enemigos. Espero que
me amarás siempre y que yo te amaré sin interrupción; y para llegar de una vez
con toda mi esperanza tan lejos como puede llegarse, te espero a ti mismo,
Creador mío, para el tiempo y para la eternidad. Así sea.
Sagrado Corazón
de Jesús, sella mi alma para que jamás vuelva a cometer un pecado mortal.
En Vos confío.
(https://oracionesydevocionescatolicas.com)
Oh! Un blog católico nuevo! Qué bien!
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