Demos gracias al Señor por haber creado la inmaculada Concepción,
nuestra querida Madre María, que vela con Jesús y según su divina
Voluntad, por todos y cada uno de nosotros.
Después de Cristo, nuestra
madre del cielo es tabla de salvación, puerto seguro, lucero en la
noche, auxilio de los cristianos, y tantos otros títulos hermosos que la
Iglesia, a lo largo de los siglos, le ha dedicado con cariño.
Por todo ello y hallándonos en esta gran tormenta desatada en el seno de
la comunidad católica internacional, en el seno de la Iglesia católica,
cuando muchos callan por no trocearla, otros gritan con amor apasionado
hacia Cristo, y la mayoría nos sentimos manipulados hasta la saciedad,
ponemos en tus inmaculadas manos el presente y el futuro inmediato de la
Esposa de Cristo, de la que tú eres Madre y Maestra.
¡En esta hora dolorosa, confiamos todo nuestro dolor eclesial a Ti,
Medianera de todas las gracias de Jesucristo, Corredentora con Él de
todo el género humano!
¡Ruega por nosotros Madre!.
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
¡Ruega por nosotros, Madre!
ResponderEliminarGracias por visitarme
Abrazos fraternos