domingo, 10 de noviembre de 2019

Santo Evangelio según San Juan, 17-20 a 24






"Pero no ruego sólo por estos, sino por cuantos crean en mí por su palabra, para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, para que también ellos vivan en nosotros, y el mundo crea que tú me has enviado. 

Y yo les he dado a ellos la gloria que tú me diste, a fin de que sean uno como nosotros somos uno. 

Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en la unidad y conozca el mundo que tú me enviaste y amaste a estos como tú me amaste." 





Jesucristo y Dios Padre son UNO por naturaleza, dado que en Dios que es UNO conviven 3 divinas personas: Dios Padre, Dios Hijo, Dios Amor ó Espíritu Santo.

La redención del Señor, es decir de Dios Hijo que se hace hombre verdadero en las purísimas entrañas de la Virgen Inmaculada, no sólo nos regenera y redime de una muerte eterna, en cuerpo y alma, que merecíamos por haberle desobedecido en Adán y Eva, sino que nos da una vida nueva del todo sorprendente:

Nos hace hijos de Dios en el Hijo único de Dios, Jesucristo, por la fe en Él y por la santa comunión de su Cuerpo y su Sangre, siempre que estemos en gracia de Dios. Reconciliados con Él por medio del santo Sacramento de la confesión ó la Reconciliación.

De modo que la redención de Jesucristo es algo absolutamente nuevo: Por su generosidad llena de Amor divino, nos hace partícipes de su naturaleza divina, y esto lo veremos claramente, después de haber salido de esta vida mortal.

Ser uno con Cristo es participar, ya desde ahora, en fe y confianza plena en su Palabra, de su vida divina. 
Ya ahora soy hijo en el Hijo.
Ya ahora soy ser humano redimido, purificado, santificado y DIVINIZADO por Jesucristo. 

¿Hemos meditado lo que esto supone para nuestras vidas? 


 

3 comentarios:

  1. No amiga, seguramente yo no me entero bien pero es tal cual está escrito, sin glosa, vale la pena leer de nuevo la entrada y exprimir la jerga y volver, meditar en esta tarde lluviosa. Dios es amor y en las obras Él destaca eternamente. Abrazos fraternos.

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  2. ni yo me entero, querido amigo, pero sé que el Señor desea que meditemos esto, y pidamos mucha Luz al Espíritu Santo, para poder entrar, con Su Beneplácito, un poco más en el Misterio maravilloso que es todo esto.
    Pidamos el don de entendimiento para poder captar, vivir, amar y transmitir todo cuanto el Señor desee.

    Abrazos fraternos

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  3. ¡Te lo pedimos, Señor! escribiste, pero la función de responder no va bien, jeje.
    Contingencias del camino.
    Abrazos fraternos

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