¡Cómo acercan a Dios las montañas! Y no por su altura, claro, pero sí tienen un simbolismo poderosísimo las grandes montañas, con vida a borbotones en su falda, vida delicada, sutil, en sus medianías, y pureza azul y blanca en sus alturas; alturas de donde mana el alimento para los ríos que riega la vida de su parte más baja y densa. Abrazos fraternos.
Cuando comencé a leer el Antiguo Testamento, pronto me di cuenta la preferencia que el Altísimo tenía por manifestarse en lo alto de las montañas... y es como si la tierra nos brindara una forma legítima de contactar con Él, el Todopoderoso, que con Amor infinito se aviene a acercarse a su pequeña criatura, para bendecirla. Gracias, Peregrino! Abrazos fraternos
Profunda, muy profunda la reflexión que nos propones, amiga, para muchas manzanillas. Abrazos fraternos.
ResponderEliminarBienvenido, hermano. Me alegro que te haga bien. De eso se trata.
ResponderEliminarAbrazos fraternos
¡Cómo acercan a Dios las montañas! Y no por su altura, claro, pero sí tienen un simbolismo poderosísimo las grandes montañas, con vida a borbotones en su falda, vida delicada, sutil, en sus medianías, y pureza azul y blanca en sus alturas; alturas de donde mana el alimento para los ríos que riega la vida de su parte más baja y densa.
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
Cuando comencé a leer el Antiguo Testamento, pronto me di cuenta la preferencia que el Altísimo tenía por manifestarse en lo alto de las montañas... y es como si la tierra nos brindara una forma legítima de contactar con Él, el Todopoderoso, que con Amor infinito se aviene a acercarse a su pequeña criatura, para bendecirla.
ResponderEliminarGracias, Peregrino!
Abrazos fraternos