Se camufla tras una cortina de aparente paciencia, que no es más que un dique temporal que reprime la presencia del rencor.
Más no lo elimina.
Más bien al contrario, se auto-contempla recreándose, como si se clonara a sí mismo y crece, y crece hasta romper ruidosamente el dique temporal. Con frecuencia, sorprendiendo al mismo dueño del rencor...
Y aquí es cuando, para los cristianos, entra en juego el Amor de Dios, el Santo Espíritu divino, que desde el Bautismo nos habita, y que tras cada honesta confesión de nuestros pecados, vuelve a posar sus alas sobre nuestro corazón.
Cristo dijo una vez que el Padre hace salir el sol sobre buenos y malos, por lo tanto su Amor se extiende más allá de lo que cada uno, en justicia, merece.
Ese mismo Amor movió a Cristo durante toda su vida mortal, entre nosotros, y lo clavaban a la cruz cuando dijo: " Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen."
Por todo ello, los cristianos sólo podremos vencer el rencor que nos nace, invocando al Espíritu Santo, a la Virgen, al Señor, pidiendo, suplicando, dia y noche, la gracia inmensa de poder seguir amando tras una herida, una ofensa, un daño recibido, de cualquier modo.
Y aquí es cuando, para los cristianos, entra en juego el Amor de Dios, el Santo Espíritu divino, que desde el Bautismo nos habita, y que tras cada honesta confesión de nuestros pecados, vuelve a posar sus alas sobre nuestro corazón.
Cristo dijo una vez que el Padre hace salir el sol sobre buenos y malos, por lo tanto su Amor se extiende más allá de lo que cada uno, en justicia, merece.
Ese mismo Amor movió a Cristo durante toda su vida mortal, entre nosotros, y lo clavaban a la cruz cuando dijo: " Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen."
Por todo ello, los cristianos sólo podremos vencer el rencor que nos nace, invocando al Espíritu Santo, a la Virgen, al Señor, pidiendo, suplicando, dia y noche, la gracia inmensa de poder seguir amando tras una herida, una ofensa, un daño recibido, de cualquier modo.
Amar así es sobrehumano.
San Juan Pablo II perdonando a quien iba a asesinarle, ¡qué buen ejemplo para lo que escribes! En momentos tan oscuros como este, que aunque profetizados no dejan de ser oscuros, sólo el perdón que brota de un corazón contrito puede acercarnos a Nuestro Señor. Pido fervientemente para que Jesucristo inunde mi corazón con su presencia y pueda perdonar a quienes, literalmente, quieren vernos desaparecer del mapa. Abrazos fraternos.
ResponderEliminarsí, hermano, yo me uno a tu petición, de corazón.
ResponderEliminarGracias por tu amable visita.
Abrazos fraternos
Gracias sean dadas a Nuestro Señor por su Gracia y Paz, el Perdón en Su Cruz que nos permite perdonar. Te leo y me lleva a meditar sobre ese rencor y a buscarlo en mi corazón... para extirparlo. Abrazos fraternos.
ResponderEliminarJuanPa perdonó y Agca nunca pidió perdón y sólo quería saber porqué seguía vivo el Papa, sabía que su tiro fue humanamente certero...
tendrás que pedir ayuda para extirparlo, porque nosotros solos no podemos. Ha de ser una gracia y gracia pedida con fervor la de esa capacidad amatoria sobrehumana que de forma suave reduce, sin violencia, el rencor hasta hacerlo desaparecer, al modo como una lluvia progresiva y perseverante acaba por apagar un fuego que amenazaba con crecer indómitamente.
ResponderEliminarEl tiro dirigido a Juan Pablo II lo recibió místicamente Marthe Robin, y la mató. ( en su vida se puede leer esto )
Las realidades místicas son fascinantes.
Abrazos fraternos