«Para que la oración sea realmente fructuosa, ha de brotar del corazón
y debe ser capaz de tocar el corazón de Dios».
«La plegaria perfecta no consiste en una palabrería, sino en el fervor
del deseo que eleva los corazones hasta Jesús».
«Nuestras acciones sólo pueden producir frutos, cuando son expresión verdadera
de una plegaria sincera».
«La cosa más importante no es lo que decimos nosotros,
sino lo que Dios nos dice a nosotros. Jesús está siempre allí, esperándonos.
En el silencio nosotros escuchamos su voz».
¡Qué sabias y certeras las palabras de Santa Teresa de Calcuta! Así es, muchas veces, en medio de la vorágine de los días, de sus trabajos, sale de nuestros labios una ración que más bien es una retahíla de palabras encadenadas (que parecen ir directas al suelo en lugar de al Cielo). ¡Danos, Señor, la Gracia para buscarte con el corazón y el alma enteras!
ResponderEliminarSaludos fraternos.
Que así sea, hermano.
ResponderEliminarDios te bendiga.
Saludos fraternos
Cierto, el silencio es la mejor escucha.¡Qué lindo resulta eso de poder tocar el corazón de Dios!...la obediencia a la Voluntad divina es la rspuesta, escuchar y poner en práctica.
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
Así es, querido hermano, Bendiciones para ti y tu vida.
ResponderEliminarDe corazón.
Abrazos fraternos