¡Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas!
¿Glorifiquemos? ¿Puedo yo acaso darle Gloria a Aquel que habita en una Luz inaccesible?
Jesucristo mismo dice: Yo no recibo Gloria de los hombres.
¿Entonces?
¿Qué es Gloria?
Andaba yo pensando en estas cosas y no lograba avanzar ni un ápice... cuando, después de un rato de oración, el Señor me hizo comprender que Su Gloria es el Resplandor que surge de Su propio Ser Divino. Luz de Luz, decimos en el Credo y así es. Habitar en la Gloria es una expresión habitual en castellano. Y visto así, ese Resplandor que surge del Ser Divino, esa Gloria que le es propia, es la que comparte, en mayor ó menor medida con Sus criaturas, los ángeles, los santos y la Santísima Virgen que es la única que con Jesucristo participa en cuerpo y alma de la Gloria del Uno y Trino.
¿Entonces en qué queda la expresión dar Gloria a Dios, si no podemos añadir ni un gramo de Gloria a Aquel que es el que ES ? Yo entiendo que ese glorificarle equivale a cantar y alabar Su Gloria, hacerla conocer por todos, divulgarla, amarla y desearla.
No podemos añadirle Gloria, pero si le obedecemos y se cumple en nosotros Su Santa Voluntad podremos, por Su infinita Compasión y Amor, participar de Ella, en Su Vida Eterna. Amén.
Muy lúcida la reflexión, hermana. La comparto plenamente. Así sea.
ResponderEliminarSaludos fraternos.
Un fuerte abrazo, Peregrino, en el Amor infinito que nos habita y redime.
ResponderEliminarSaludos fraternos