" Muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe "

 

Las obras que surgen de la Fe, surgen de la inspiración del Espíritu Santo.

Por eso sin Fe, no hay acción del Espíritu Santo en un alma sin gracia,

sin Amor de Dios.

Y me dicen los del mundo que ellos también hacen el bien.

Más el cristiano no solo hace el bien como lo hacen las gentes del mundo, sino que, a imagen de Jesucristo, tan solo vive para hacer las obras que el Padre del cielo le encomienda.

Es otro mundo.

Es otra cosa.

Porque yo puedo hacer obras buenas, para que los demás hablen bien de mí.

Y son obras buenas, porque quizás doy de comer al hambriento ó doy de beber al sediento...

¿Pero lo hago por amor a Dios y al prójimo, es decir desinteresadamente, ó porque solo vivo para mi vanidad, para que todos digan que soy un santo en vida ?

La rectitud de intención nos la da únicamente el contacto estrecho con el Espíritu del Señor, Ése que cuando de verdad creemos en Él, nos habita, inspira, guía y manifiesta Su Santa Voluntad.

Vivir para hacer la Voluntad del Padre en todo, es imitar a Cristo, hasta el final, y eso sí que es hacer el bien.