Amados, Yo me acerqué a los pecadores con amor misericordioso, y pasé el tiempo de mi vida pública curando a los enfermos y enseñando el camino del Bien y la Verdad.
Soy Dios y hombre verdadero, y no rechazo a nadie que venga a Mí con deseo de escucharme y aprender.
Y ahora pasa el tiempo en la Eucaristía, en el Sagrario para que vayamos a descargar y reponer, acompañar y soledar con él, escuchando, aprendiendo, amando. Perdona el palabrito. Abrazos fraternos
ResponderEliminarTus palabritos tienen gracia. Cierto que nos espera en el Santísimo Sacramento del altar, y también en el Sagrario de nuestro pobre corazón, en el que los divinos 3 se avienen a morar, para salvarnos desde dentro.
ResponderEliminarAbrazos fraternos