Hermanos, que no haya muchos entre ustedes que pretendan ser maestros, sabiendo que los que enseñamos seremos juzgados más severamente, porque todos faltamos de muchas maneras.
Si alguien no falta con palabras es un hombre perfecto, porque es capaz de dominar toda su pesona. Cuando ponemos un freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dominamos todo su cuerpo.
Lo mismo sucede con los barcos: por grandes que sean y a pesar de la violencia de los vientos, mediante un pequeño timón, son dirigidos adonde quiere el piloto.
De la misma manera, la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, puede jactarse de hacer grandes cosas.
Miren cómo una pequeña llama basta para incendiar un gran bosque. También la lengua es un fuego: es un mundo de maldad puesto en nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y encendida por el mismo infierno, hace arder todo el ciclo de la vida humana.
Animales salvajes y pájaros, reptiles y peces de toda clase, han sido y son dominados por el hombre. Por el contrario, nadie puede dominar la lengua, que es un flagelo siempre activo y lleno de veneno mortal.
Con ella bendecimos al Señor, nuestro Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios.
De la misma boca salen la bendición y la maldición. Pero no debe ser así, hermanos. ¿Acaso brota el agua dulce y la amarga de una misma fuente? ¿Acaso, hermanos, una higuera puede producir aceitunas, o higos una vid?
Tampoco el mar puede producir agua dulce.(Santiago 3, 1-11)
"Cuando ponemos un freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dominamos todo su cuerpo." Menos mal que, sin pretenderlo, he hecho caso a Santiago 3. Lo digo porque el post de Santiago Apóstol da para soltar la lengua y, tal y como está el patio patrio, salgan hasta culebras y csas que vuelan con aspecto malvado.
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
Pues sí, hermano Peregrino, estamos sitiados por todas partes por entes anti-cristianos. Luego nos hablarán de las fobias de unos y otros, y de la Cristo-fobia que tienen, ni se dan cuenta...
ResponderEliminarLo de poner freno a la lengua debemos extenderlo a poner freno a los pensamientos que plasmamos, con frecuencia, al menos yo, sin demasiadas reflexiones, por escrito en internet.
Es una tarea importante que podemos proponernos, como cristianos que desean obedecer al santo Espíritu del Señor.
Danos Tu Gracia, Señor Jesús, para que con ella logremos gobernar rectamente nuestro pensamiento, palabras y escritos.
Que así sea.
Abrazos fraternos
Uff la lengua. Puñal de doble filo, qué difícil es domesticar la lengua... y en efecto, lo que escribo en internet, pero es que está el percal que todo latigazo es poco, sólo que no siempre es Santa esta Ira, jejeje
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
Me sumo a la tarea importante que podemos proponernos, como cristianos que desean obedecer al santo Espíritu del Señor.
Danos Tu Gracia, Señor Jesús, para que con ella logremos gobernar rectamente nuestro pensamiento, palabras y escritos.
Amén.
Danos Señor, tu gracia, que sin ella, nada podemos.
ResponderEliminarJesús, confiamos en Ti.
Amén