Ciudad amada,
esposa engendrada en un Dolor supremo,
un todo formado por muchos que hallamos nuestro único Bien.
"Jerusalén, Jerusalén... tú que apedreas a los que te son enviados..."
Misterio de iniquidad milenario que hunde sus raíces en la primera desobediencia,
y que en el tiempo y el espacio ya no tenía remedio...
Más Aquel por el cual todo fue hecho, no cambia.
Si creó con y por Amor,
recreó con y por Amor en un grandísimo Dolor.
Dolor de Amor.
¿Puede Aquel que Es por sí mismo, acaso sufrir?
Pudo, haciéndose hombre, sin dejar de ser Dios.
Y lo hizo.
El Señor reconstruye Jerusalén, cada día, cada hora, cada minuto que pasa.
En Él, todo queda recapitulado y renovado.
Esta vez, para siempre.
Deo gratias
Por amor, en efecto, sigue la reconstrucción haciendo nuevas todas las cosas. El Espíritu Santo renueva la faz de la tierra, queda mucho por sufrir y debemos ser obedientes en el Amor. La Esposa dice ¡Ven!.
ResponderEliminarAbrazos fraternos.
Queda mucho por sufrir...
ResponderEliminarDebemos ser obedientes al Espíritu Santo.
¿El camino? Ya lo conocemos. Con mayúsculas.
Que la Esperanza y la Confianza nos llenen a raudales.
Abrazo fraternos
Santa y bendecida Cuaresma amiga y hermana en Jesúcristo.
ResponderEliminarDios te bendiga siempre.
Abrazos fraternos.
Gracias querida Marian, santa y bendecida Cuaresma también para ti y los tuyos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, unidas en Su infinito Amor.